jueves, 9 de febrero de 2017

Vuelta a Europa a través del cine

Mezclar cine con ciudades, en mi opinión, siempre es un cóctel de éxito. Me gusta ver películas en las que la ciudad donde se ruedan juega un papel fundamental; en las que se cuida el lugar, se intenta reflejar su estilo de vida; en definitiva, se les da un protagonismo extra más allá de los simples decorados.

Hoy os invito a realizar un fascinante recorrido por las películas más emblemáticas rodadas en varias ciudades europeas y os cuento dónde encontrar los lugares donde se filmaron sus escenas más memorables. ¡Comenzamos!

1. Berlín con Good Bye, Lenin! (2003)

Confieso que no vi Good Bye, Lenin! entera hasta que llegamos a Madrid después de visitar Berlín pero reconozco que me hizo mucha ilusión comprobar que había estado hacía pocos días en los mismos lugares que salían en la película. 

Este film alemán del director Wolfgang Becker cuenta la historia de una madre con fuertes ideas socialistas y miembro del Partido Socialista Unificado de Alemania y su hijo. La madre (Christiane) cae en coma como consecuencia de un infarto sufrido después de que su marido la abandonara y se exiliara en el Oeste y despierta tras ocho meses, tiempo en el que ha caído el Muro de Berlín y Alemania se ha reunificado. El joven (Alexander) mantiene para su madre un mundo irreal ocultando esta situación con la intención de evitar que sufra un nuevo ataque al corazón.


La película fue rodada principalmente en la Karl-Marx-Allee, un bulevar monumental socialista construido por la República Democrática Alemana entre 1952 y 1960, así como los alrededor de las Plattenbauten cerca a la Alexanderplatz. En cuanto al apartamento donde prácticamente se desarrolla toda la película, se encuentra en el distrito berlinés de Friedrichshain, zona repleta de edificios de estilo estalinista. Pero también salen monumentos tan reconocibles como el Fernsehturm, la Torre de Telecomunicaciones de la ciudad berlinesa, o el conocido Reloj Mundial ubicado en Alexanderplatz. 



2. Londres con Love Actually (2003)

Son tantas las películas que nos permiten hacernos una idea de Londres que resulta bastante difícil quedarse con sólo una sola. Aunque es cuestión de gustos, yo me quedo con las comedias románticas porque nos permiten acabar con esa idea preconcebida de que los ingleses son fríos y distantes. Dentro de este género, una de mis favoritas es Love Actually porque une muchos factores o apuntes que me encantan: estar ambientada en la época prenavideña, las diferentes historias de amor que se van desarrollando y a todo esto se le une un inmejorable elenco de actores. 

La película está rodada en muchos de los lugares más visitados de la ciudad. ¿Un recorrido por algunos de ellos?

El aeropuerto internacional de Heathrow sirve de escenario para comenzar y finalizar la película. En el inicio la película, mientras escuchamos el monólogo que hace David, el Primer Ministro inglés, podemos ver imágenes del aeropuerto. ¿Lo recordáis?

"Siempre que me siento pesimista por cómo está el mundo pienso en la puerta de llegadas del aeropuerto de Heathrow. La opinión general da a entender que vivimos en un mundo de odio y egoísmo, pero yo no lo entiendo así. A mí me parece que el amor está en todas partes. A menudo no es especialmente decoroso ni tiene interés periodístico, pero siempre está ahí. Padres e hijos, madres e hijas, maridos y esposas, novios, novias, viejos amigos... Cuando los aviones se estrellaron contra las Torres Gemelas que yo sepa ninguna de las llamadas telefónicas de los que estaban a bordo fue de odio y venganza; todas fueron mensajes de amor. Si lo buscáis, tengo la extraña sensación de que descubriréis que el amor en realidad está en todas partes."


Los almacenes Selfridges, situados en el número 400 de Oxford Street, es el lugar en donde Harry compra al actor Rowan Atkinson (Mr Bean por mucho que intenten cambiarle el papel) el colgante para su amante. Son unos almacenes muy populares entre los ingleses aunque no son nada económicos.


Típico de Londres en la época navideña, podemos ver en esta película la pista de hielo de Somerset House, a orillas del Támesis, en Strand. Durante el periodo navideño, las fuentes que salpican el patio del edificio son enterradas con hielo, creando así una gran pista de patinaje con árbol de Navidad incluido.


Una de las escenas más míticas de la película es cuando Sam le confiesa a su padrastro su amor por su compañera de clase. Las vistas que se obtienen desde el banco, que está situado justo enfrente del restaurante Riviera, son espectaculares: Millenium Bridge, St Paul… Y es que, muchas de las escenas fueron tomadas desde esta parte del Támesis.



Otro lugar mítico aunque de prohibido acceso es el número 10 de Downing Street, residencia desde hace más de 200 años de los primeros ministros británicos. Cierto es que dadas las medidas de seguridad, dudo bastante que lo que aparece en la película sea real y no forme parte de un decorado.


También para visitar en Navidad, el Whiteleys Shopping Centre, el centro comercial más antiguo de Londres, además de ser el que más encanto tiene. Aquí es donde se arma el enorme árbol de Navidad, que contiene más de 10.000 bombillas. 


Por su parte, Peter y Juliet viven en el número 27 de St Luke’s Mews, en el barrio de Notting Hill. Aquí es donde se desarrolla, en mi opinión, una de las mejores escenas de la película, cuando Mark declara su amor a Juliet a través de cartulinas en donde le escribe que para él, ella es perfecta. 


También en el barrio de Notting Hill encontramos los Westway Studios donde Billy Mack graba su famoso LP de Navidad. 

Finalmente, terminamos nuestro recorrido de película con dos iglesias: Grosvenor Chapel y St Paul’s Church.

En Grosvenor Chapel, en el barrio de Mayfair, es donde Peter y Juliet se casan justo al principio de la película. Una de las bodas más bonitas de la gran pantalla gracias a la sorpresa de All You Need Is Love.


Por otra parte, la iglesia donde Daniel entierra a su esposa es la de St Paul’s Church, en Clapham.

En la película también se pueden ver otras localizaciones como Marble Arch, Regent Street, Trafalgar Square, la National Gallery, Albert Bridge y el Swiss Re Building, entre otros.

3. París con Medianoche en París (2011)

Muchos pensaréis en Amelie como la película por excelencia para recorrer París, más en concreto para recorrer el barrio de Montmatre; sin embargo, sin quitar méritos a este clásico del cine, yo creo que la película de Woody Allen es uno de los mejores homenajes que el cine ha dedicado a la capital francesa. 

Resulta imposible desgranar todos los escenarios que aparecen en Medianoche en París, así que os he seleccionado las que para mí son los mejores.

Sin duda me quedo con las impresionantes vistas que se divisan desde la terraza La Belle Étolie, en el Hotel Le Meurice, situado en el número 228 de la Rue de Rivoli, enfrente de Las Tullerías. En este escenario los protagonistas realizan una degustación de vinos con unas vistas del atardecer de París que resultan espectaculares. 

Lamentablemente la terraza no está abierta al público pues es parte de la Belle Etoile Royal Suite. Conocida como la “suite de los reyes”, en ella durmieron el Sha de irán, la reina Victoria y Alfonso XIII, etc.


Otra de las escenas con un fondo muy parisino es cuando Gil (Owen Wilson) camina por la ribera del Sena, sobre la Ille de la Cite, y detrás se observa el distrito de Saint Germain.


En la Ille de la Cite también podemos encontrar un pequeño parque ubicado a espaldas de Notre Dame llamado Place Jean XXIII, donde Owen se encuentra con Carla Bruni , quien le traduce el diario de Adriana que Owen compró antes en uno de los puestos de libros antiguos en el muelle de Tournelle.


Las escaleras donde el protagonista se sienta cada noche para esperar la ansiada llegada del antiguo Peugeot modelo Landaulet 1920 que lo transporta en el tiempo, no son otras que las de la iglesia de Saint Etienne du Mont, en la Rue de la Montagne Geneviève (metro: Cardinal Lemoine), junto al Panteón


En el Restaurante Le Polidor, en el número 41 de la Rue Monsieur le Prince (Metro Odéon), el protagonista de la película conoce a Hemingway. Lo cierto es que este local fue frecuentado por éste y otros escritores y se conserva casi tal cual como aparece en la película (con baño incluido del siglo pasado).


De regreso a La Belle Époque, Gil junto a la bella Adriana (Marion Cotillard) viajan en el tiempo hasta finales del siglo XIX para reencontrarse en Maxim’s (Rue Royale,3) y el Moulin Rouge ( boulevard de Clichy, 82; Metro: Blanche).



En el Musée de L'Orangierie, donde se encuentran los ocho paneles de Las nenúfares de Claude Monet, es otro de los escenarios de la disputa entre Owen y Michel Seen por ver quien es más inteligente.


Y no en París pero sí cogiendo el hilo de Monet, a 80 kilómetros de la capital francesa, podemos encontrar los Jardines de Giverny donde da comienzo la película. La primera escena transcurre mientras Owen y su prometida, Rachel McAdams, pasean por unos jardines de ensueño, los mismos que inspiraron al famoso pintor para realizar sus obras “Los Nenúfares” o “El estanque de las ninfeas”.


Terminamos el recorrido en el Puente Alexander III, uno de los puentes más hermosos de la ciudad, donde termina la película mientras Owen se aleja con Gabrielle (la vendedora del mercado de pulgas) caminando bajo la lluvia. “París es más hermoso con lluvia”.


4. Roma con Vacaciones en Roma (1953)

Desde luego que con esta película no he arriesgado mucho pero es que, a pesar de que han pasado más de sesenta años desde su estreno, este cuento de hadas que lanzó al estrellato a Audrey Hepburn, no ha perdido ni su frescura, ni su poder de seducción. Recorrer Roma en una Vespa, tal como lo hacían sus protagonistas, sigue siendo hoy el sueño de muchos viajeros aunque bien es cierto que el tráfico en Roma no es el más recomendado para ello. 







Si bien es una película clásica en blanco y negro, las vistas que ofrece de la ciudad son simplemente maravillosas y, junto a los protagonistas, podemos desplazarnos a lugares como la Fontana di Trevi, las escalinatas de la Piazza di Spagna, Santa María Cosmedín con la Bocca Della Veritá y el Panteón entre otros. 

5. Vicky Cristina Barcelona en Barcelona (2008)

Justo terminando los créditos iniciales, la primera imagen de la película es una declaración de intenciones que revela mucho de lo que posteriormente se puede ver: un gran mural de Miró, importantísimo pintor y escultor nacido en la ciudad condal y cuyas obras podemos admirar por toda Barcelona. Y así mismo es como se desarrollará toda la película, con grandes obras maestras del arte posando detrás de los personajes, completando y dando belleza a las escenas.

Al poco tiempo de que Vicky y Cristina llegan a Barcelona, salen de visita turística, siendo una de las primeras paradas el Templo Expiatorio de La Sagrada Familia, en la que se ve a la pareja de amigas tomar fotos en la fachada y el interior del edificio. La Sagrada Familia es considerada la obra maestra del arquitecto modernista Antoni Gaudí, cuyas obras volveremos a ver en repetidas ocasiones a lo largo de toda la película.


En esta misma parte de la película, también podemos ver cómo Vicky y Cristina visitan la Casa Milà, también conocida como La Pedrera, haciendo la imagen especial énfasis en la azotea, la cual tiene distintas secciones de elevación variada comunicados entre sí por tramos de escaleras, con unas particulares chimeneas antropomorfas y esculturas varias.


A diez minutos caminando de la Sagrada Familia, cruzando la avenida Gaudí, se encuentra el Hospital Sant Pau. En la película hay una escena en la que se ve a Vicky tomar una clase de castellano y salir del edificio donde se imparte dicha clase, con una vista de la Sagrada Familia en el horizonte. Esta escena fue rodada en la fachada principal del Hospital Sant Pau que, aunque en la realidad no se dan clases de idiomas, es un escenario modernista muy importante considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.



Por Paseo de Gracia llegamos a la Fundación Tàpies, museo y centro cultural donde fue rodada la escena en la que aparece Juan Antonio (Javier Bardem) por primera vez. Este edificio fue construido por Domènech entre 1881 y 1885.



En lo alto del Paseo de Gracia se encuentra la Casa Fuster, sede del hotel homónimo y de su conocidísimo Café Vienés. La Casa Fuster es un edificio modernista, construido también por Domènech, que en el 2004 se convirtió en un hotel de lujo. En la película se ve como Vicky entra en el hotel, donde se encuentra con Judy sentada en uno de los sillones rojos del Café Vienés.


Cerca de sus montañas, el Park Güell es uno de los puntos turísticos más importantes y, por tanto, más abarrotados de Barcelona. Diseñado por Gaudí, este parque cuenta con jardines y estructuras arquitectónicas que bien merecen una visita. En Vicky Cristina Barcelona hay una escena importante rodada frente a la conocida escultura de la salamandra, entre las escalinatas principales: ahí se encuentran Vicky y Juan Antonio por primera vez desde que regresan de Oviedo y conversan sobre lo ocurrido en la ciudad asturiana. 







martes, 31 de enero de 2017

La histórica BERLÍN

En Berlín descubrí una de las ciudades más extraordinarias que jamás he pisado. Lo que me resultó más sorprendente de esta ciudad fue caminar por sus calles y pensar que, no hace tantos años, todo lo que estaba viendo era un conjunto de ruinas consecuencia del conflicto bélico más duro que haya existido. 

También me impresionó descubrir que podía recorrer los pocos restos que quedan en pie de un Muro que dividió un país y sus ideologías durante 28 años, dividió a la ciudad de Berlín y a las familias y amigos que allí habitaban. La nítida metáfora del telón de acero que había enunciado Winston Churchill en 1946 para delimitar la división entre el bloque soviético y el occidental, pasó de ser algo abstracto a convertirse en una realidad irracional que cambió la vida de miles de personas. ¿Qué hubiese hecho yo ante tal situación? No podía dejar de preguntarme eso mientras más aprendía sobre su historia.

Pero, ¿sabéis lo que más me gustó de la capital alemana? Berlín ha sabido reinventarse dejando a un lado los grandes dramas por los que ha pasado y se ha convertido en una ciudad multicultural, uno de los centros políticos más importantes de Europa, sede de numerosos festivales, actividades diplomáticas y políticas internacionales. Berlín, como capital de Alemania, es el resultado de cómo una sociedad inventa un país y consigue llevarlo a la cumbre. No digo que las heridas estén al 100% cicatrizadas porque no lo creo, pero Berlín demuestra que lo importante es seguir adelante y dejar a un lado las diferencias. 

Hoy quiero contaros cuál fue nuestro itinerario durante los 6 días que estuvimos en la capital alemana y algunas recomendaciones. La primera ya os la comenté en un post anterior pero hay algunas más que creo debéis tener en cuenta. 

Día 1. La salida del avión desde el Aeropuerto Adolfo Suárez - Madrid Barajas estaba prevista a las 12:00 horas pero, por incidencias en el aparato se retrasó hasta las 13:00 horas. Los que me conocéis sabéis el miedo que me da volar así que os podéis imaginar las horas que pasé hasta que finalmente pisé suelo alemán.

Llegamos al Aeropuerto de Tegel (Berlín) a las 16:15 horas hora local. Nuestro hotel, Holiday Inn Alexanderplatz, se situaba a escasos metros de la famosa plaza por lo que tomamos el autobús 128 y, posteriormente, el U-Bahn desde Osloer Straße hasta Alexanderplatz. Esta no es la única forma que existe para llegar al centro de la ciudad, incluso diría que puede ser la menos común para los turistas, que suelen usar el abarrotado bus TXL, pero por no apetecernos esperar decidimos optar por ella. 


Una vez alojadas, decidimos dar una vuelta por la zona y entrar por primera vez a DM (famosa droguería a la que me habían recomendado entrar porque la diferencia de precio en cosmética es notable respecto a España). Esta fue la primera de muchas más. 



Cuando nos dimos cuenta eran las 21:00 horas y no habíamos cenado; sobra decir que los horarios alemanes se parecen poco a los españoles así que las opciones que se nos presentaron fueron pocas. Decidimos entrar en un restaurante semi-autoservicio de comida italiana que se llama Vapiano cerca de la Torre de Televisión Fernsehturm .

Tras tomar fuerzas, decidimos ir al hotel porque al día siguiente nos tocaba madrugar para disfrutar de uno de los tours de Cultourberlin. 

Día 2. Como os comenté en el post anterior, contratamos con Cultourberlin dos tours (Todo Berlín y Campo de Concentración de Sachsenhausen) más el transporte público y entrada a todos los museos de la Isla de los Museos durante 72 horas. ¡ACIERTO TOTAL!

Comenzamos el Tour Todo Berlín a las 10:00 horas desde Alexanderplatz y recorrimos junto a Helena, nuestra guía, los lugares más conocidos de la ciudad: Alexanderplatz, barrio de San Nicolás, Isla de los Museos, Universidad Humbolt, Biblioteca Estatal, las Catedrales Alemana y Francesa, Checkpoint Charlie, Topografía del Terror, Monumento al Holocausto y terminamos en la Puerta de Brandeburgo. 





Creo que este recorrido fue determinante a la hora de traerme tan buen sabor de boca de Berlín. Las explicaciones nos trasladaron de lleno a las distintas épocas que han hecho de la capital alemana la ciudad tan diversa que es hoy. 






Tras terminar el tour, tomamos el autobús 100 con parada cerca de la Puerta de Brandeburgo para acercarnos a la Isla de los Museos y, tras comer nuestro primer Currywurst en un pequeño establecimiento, decidimos entrar a ver el Museo de Pérgamo y el Museo Nuevo


Como había leído antes de ir, el Museo de Pérgamo incluye tres museos en uno: la Colección de antigüedades clásicas, el Museo del Antiguo Oriente Próximo, y el Museo de Arte Islámico.

Las principales atracciones de la Colección de antigüedades clásicas son el Altar de Zeus de la ciudad de Pérgamo que nosotras no pudimos ver porque lo estaban restaurando (motivo para volver), la puerta del mercado romano de Mileto, la Fachada de Mushatta y estatuas helenistas como el famoso Espinario.

El Museo del Antiguo Oriente Próximo tiene como centro la impactante Puerta de Istar de Babilonia, la Vía Procesional, un modelo de la torre de Babel y una réplica del código de Hammurabi.

Por último, el Museo de Arte Islámico en el Museo de Pérgamo muestra "el salón de Alepo" (una estancia de madera pintada) y muros decorados con cerámicas como nichos de oración. 

Por su parte, del Museo Nuevo me quedo con su obra maestra: el busto de la Reina Nefertiti, conservado en perfectas condiciones desde su creación en el año 1351 a.C.

Tras hacer ambas visitas, decidimos descansar en la ambientada explanada de la Catedral. Berlín atardeciendo, temperatura veraniega, música callejera, mucha gente...la verdad es que no apetecía moverse de allí. 

Día 3. A las 10:00 acudimos al punto de encuentro de Cultourberlin en Alexanderplatz para aprovechar el segundo tour que contratamos con ellos: el Campo de Concentración de Sachsenhausen. Para llegar a Oranienburg cogimos el S1 (S-bahn) en Fiedrichstraße hasta esta localidad, donde tuvimos que andar unos 20 minutos hasta llegar a nuestro destino. Ya en la torre A, acompañadas por las explicaciones de nuestra guía, recorrimos el lugar sin parar de pensar en cómo debieron sentirse las personas que allí estuvieron durante la Alemania NaziEl 22 y 23 de abril de 1945, cuando la pesadilla hubo terminado, los soldados liberaron a más de 3.000 enfermos y médicos que aún se encontraban en el campo.



Además de esta experiencia, algo que me sorprendió enormemente fue conocer que, en agosto de 1945, el Campo de Concentración Sachsenhausen se convirtió en un campo especial soviético donde se apresaron a los funcionarios de bajo rango del régimen nazi, algunos perseguidos políticos y a una gran cantidad de personas que fueron detenidas arbitrariamente. Durante los cinco años que el campo se encontró en funcionamiento pasaron por sus instalaciones unos 60.000 prisioneros, de los que más de 12.000 no lograron salir con vida.

Después de los duros acontecimientos ocurridos en el campo a lo largo de los años, en 1961 comenzó su nueva labor como lugar conmemorativo.


Por la tarde, ya de vuelta en Berlín, comimos y visitamos la Antigua Galería Nacional. Después de descansar un rato en la explanada de la Catedral, nos acercamos paseando al Reichstag, donde pudimos disfrutar de un espectáculo multimedia sobre la historia de Alemania sentadas a orillas del río Spree. 


De vuelta a Alexanderplatz, decidimos cenar en la cercana plaza Hackescher Markt. Con decenas de bares y restaurantes, pudimos disfrutar al aire libre de la gastronomía alemana mientras veíamos a los artistas callejeros que se encontraban por la zona.

Día 4. A las 10:30 teníamos reservado para visitar el Reichstag y, tras varios controles de seguridad, pudimos hacerlo. Desde luego que merece la pena esta visita, no sólo por lo original del edificio y su importancia, también por la maravillosa panorámica que desde allí se ve. 

El diseño de la cúpula del Reichstag, pensado por Norman Foster, simboliza un intento de apartar a Alemania de su pasado de enfrentamiento nazi y comunista, para hacer énfasis en un futuro de una Alemania democrática, transparente y unida. 


Tras esta visita, cogimos el autobús 100 para poder ver la Columna de la Victoria y el Zoológico y así terminar junto a la Iglesia Memorial Kaiser Wilhelm cuyo exterior magullado y ennegrecido (como muchos de los edificios históricos de la ciudad) recuerdan la insensatez de la guerra. 

Esta iglesia marca el inicio de Kufürstendam (llamada coloquialmente Ku´Damm), calle que recorrimos y donde hicimos algunas compras. Volvimos a la Puerta de Brandenburgo, cogimos el transporte público para llegar hasta Warschauer Straße donde recorrimos el tramo mejor conservado del Muro de Berlín: la East Side Gallery. Tras hacernos las típicas fotos, nos fuimos caminando al hotel. 




Día 5. En nuestro quinto día queríamos despedirnos de Berlín volviendo a hacer el mismo recorrido que realizamos junto a Cultourberlin durante el primer día. Recorrer Berlín a nuestro ritmo, entrando en algunos sitios que pasamos por alto la primera vez e incluyendo otros fue todo un acierto: entramos al interior de la Catedral, recorrimos el barrio Judío y  los patios de Hackesche Hofe, entramos al Museo de la Topografía del Terror para empaparnos de la historia de la Alemania nazi y la crueldad que allí se vivió, comimos en un restaurante típico aleman en el Sony Center y, aprovechando la situación, fuimos hasta el Berlinale Palast donde se celebra la Berlinale, encaminamos Unter den Linden y aprovechamos para comprar en una de las muchas tiendas Ampelmann, etc. ¡Berlín nos terminó de encandilar! 







Día 6. No podíamos irnos de Berlín sin subir a su famosa Torre de Televisión (Berliner Fernsehturm) para contemplar las impresionantes vistas que desde allí se divisan. ¡No son aptas para personas con vértigo!

Finalmente, dimos nuestro último paseo por Alexanderplatz antes de ir a recoger nuestras maletas hotel, desde donde cogimos un taxi para llegar al aeropuerto de Tegel (trayecto aprox. 28 euros).






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